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domingo, 30 de enero de 2011

responsabilidad social y la felicidad

Responsabilidad Social Empresarial desde Colombia

Aldeas Infantiles SOS Colombia
Aldeas Infantiles SOS Colombia
 

Cuanto más complicada se vuelva la vida en este mundo tan tecnificado y orientado al rendimiento, más amor y cuidados deberíamos dedicarle a aquel niño que hoy nos necesita y que mañana será el responsable de la calidad de nuestra existencia." (Hermann Gmeiner)

Una empresa socialmente responsable construye fidelidad, enriquece la imagen institucional, fortalece sus marcas y contribuye de manera sensible a la rentabilidad del negocio en el largo plazo.

  • Mejora el desempeño financiero.
  • Incrementa la moral, compromiso y desempeño de los trabajadores
  • Desarrolla habilidades en los trabajadores.
  • Fortalece la imagen de la empresa
  • Atrae a nuevos inversionistas
  • Incrementa la lealtad y preferencia de los consumidores

Los principios que sustentan las iniciativas de RSE
Se fundamentan en dos pilares:

  1. El respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente.
  2. Los negocios no están separados del resto de la sociedad, son interdependientes.

De ahí la premisa fundamental del rol determinantede las empresas mediante acciones de RSE en la construcción de una mejor sociedad, más justa, incluyente y ambientalmente sostenible.


más informacion sobre RSE en :
 
 
Fuente:http://www.aldeasinfantiles.org.co/responsabilidad-social-empresarial-rse/empresas-rse/pages/default.aspx
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Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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Santiago- Chile
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LA MINERIA Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL

CHILE ES UN PAIS RELEVANTE EN MATERIA MINERA EN ELMUNDO
Chile es un país minero relevante en el mundo  y debe actuar como tal, independientemente de los buenos precios de algunos de los metales   y del cobre , el más importante de todos por su volumen.

Obviamente, no hay que perder de vista el origen del llamado Royalty y cual era su objeto cuando se creó: la innovación e investigación minera, etc .Pero lo interesante es poder  establecer la mejor forma de administrar los recursos en la actualidad para un país minero por excelencia en que el Estado al igual que las empresas  debe acoger los valores de la "Responsabilidad social" Así nos preguntamos: ¿Es el Estado Chileno y sus empresas Socialmente Responsable?

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sábado, 29 de enero de 2011

Estudiar en Alemania | 29.01.2011

Estudiar en Alemania | 29.01.2011

Estudiar el cambio climático con Global Change Ecology

 

El cambio climático, las transformaciones del ecosistema y, sobre todo, sus repercusiones sociales son los temas principales de esta carrera única en el mundo.

 

En un claro de un bosque de Franconia, Baviera, un grupo de estudiantes escucha atentamente a su docente. El profesor les explica los objetivos de diferentes proyectos. Pero, en realidad, están ahí para observar los efectos del cambio climático sobre los bosques alemanes. Entre los alumnos, Daniela Kretz. Para ella, cuenta la joven canadiense, el cambio climático es uno de los grandes temas de la ciencia. "Me interesan especialmente los sucesos extremos: cómo serán en el futuro y cómo influenciarán a la sociedad", dice.

 

El hombre y la catástrofe

 

Daniela Kretz estudia Global Change Ecology, un posgrado que examina de forma interdisciplinaria los cambios medioambientales globales y su impacto en el ecosistema y en la sociedad. También se trata de ver de qué manera el ser humano hace frente a las catástrofes climáticas. Cómo, por ejemplo, reaccionan los agricultores a través del cultivo de nuevas plantas a las consecuencias de periodos de grandes sequías o lluvias copiosas.

 

El clima es un tema mundial

 

Los efectos del clima, como la sequía, influyen en la vida de los seres humanos.Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift:  Los efectos del clima, como la sequía, influyen en la vida de los seres humanos."En el pasado, la mayoría de los estudios ecológicos, que procedían de la biología clásica, se concentraban en el ecosistema, en los elementos de la naturaleza a nivel local. Nosotros pensamos a nivel global", explica Carl Beierkuhnlein, director del centro que en Bayreuth, Baviera, ofrece la formación.

 

Desde la biología a la química, pasando por la meteorología, la atención que Global Change Ecology presta a las ciencias naturales es amplia y cubre diversas ramas ramas. Pero, para poder analizar los nexos globales y descubrir relaciones interdisciplinarias, también las ciencias sociales deben forman parte del plan de estudio.

 

Jóvenes de todo el mundo se matriculan en Bayreuth. Daniela Krenz cursó antes un bachelor en gestión medioambiental, pero cada vez más los agrónomos y silvicultores se deciden por este posgrado.

 

Red de élite en Baviera

 

Los osos polares ven como su hábitat natural se reduce: el estudio del cambio climático es necesariamente global.Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift:  Los osos polares ven como su hábitat natural se reduce: el estudio del cambio climático es necesariamente global.Global Change Ecology pertenece a la llamada "red de elite de Baviera". Esto significa, por un lado, que económicamente se encuentra bien provisto. Por otra parte, quiere decir que los criterios de selección son exhaustivos. Cada promoción está limitada a 20 estudiantes.

 

Por desgracia, no todos los elegidos llegan a iniciar sus estudios. "No siempre son los mejores los que pueden costearse el venir a Alemania. Para los estudiantes de master que proceden de países en vías de desarrollo casi no hay opciones de apoyo financiero", lamenta Beierkuhnlein.

 

Buenas perspectivas en ciencias y política

 

Aún así, quien logre comenzar y finalizar con éxito estos estudios, tendrá buenas opciones en el mercado laboral. Un puesto de trabajo como investigador o quizá de asesor político o financiero son sólo algunas de las perspectivas laborales que ofrece Global Change Ecology.

 

Puesto que los estudiantes participan activamente en experimentos de investigación durante el posgrado, están altamente cualificados al finalizarlo. Daniela Kretz, por ejemplo, colabora en una serie de experimentos que analizan los cambios en diferentes plantas que han pasado por frecuentes periodos de heladas.

 

Universidad de investigación Bayreuth

 

Aunque la Universidad de Bayreuth es muy joven, ya se ha establecido como institución y ha desarrollado su perfil medioambiental. Los responsables de Global Change Ecology intentan mejorar el master y adaptarlo constantemente a los conocimientos científicos más recientes en la investigación ecológica. Esto se lleva a cabo junto con los estudiantes, cuyas ideas y propuestas se intentar ponerse en práctica siempre que sea posible.

 

Autores: Christian Riedl/ Gaby Reucher/ Rosa Macías

Editor: Luna Bolívar Manaut


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Suministro eléctrico de Santiago en condición vulnerable por agotamiento de embalse Rapel

EMPRESAS Y ESTADO DEBEN ASUMIR LA RESPONSABILIDAD SOCIAL QUE LES CORRESPONDE
 
Suministro eléctrico de Santiago en condición vulnerable por agotamiento de embalse Rapel


Jéssica Esturillo O.

Vulnerable. Así califican tanto empresas eléctricas como expertos del sector, la condición actual del abastecimiento eléctrico en la capital.

Esto implica -aseveran- que el equilibrio entre generación y consumo de energía en esta zona está muy ajustado, por lo que cualquier alteración o imprevisto en la operación podría redundar en una falla.

La conjugación de varios factores explica el estado actual del mayor punto de consumo eléctrico del Sistema Interconectado Central (SIC). Santiago ocupa el 50% de la electricidad que se genera en esta red.

En primer lugar, producto de la sequía, el embalse Rapel fue declarado en agotamiento, lo que prácticamente anuló la operación de la central hidroeléctrica del mismo nombre y que es propiedad de Endesa.

"El embalse no se usa para generar. Sólo se ha utilizado esporádicamente para controlar transferencias en la línea Polpaico-Cerro Navia y cuando ya no hay otros recursos disponibles", comentan desde el Centro de Despacho Económico de Carga (Cdec) del SIC.

La particularidad de Rapel (377 MW) es que junto con el complejo térmico Renca/Nueva Renca de Gener (479 MW), son las únicas centrales de importancia que alimentan directamente a la zona metropolitana.

El director ejecutivo de Electroconsultores, Francisco Aguirre, explica que las restricciones en la capacidad de transmisión en el SIC constituyen el segundo factor que complota contra el suministro eléctrico de la capital.

Ya en junio de 2010, el presidente de Empresas Eléctricas A.G., Francisco Mualim, alertaba que las líneas de transmisión que ingresan a Santiago están copadas, lo que impediría abastecer el crecimiento de la capital.

Esto, señala Aguirre, obliga a contar con energía que no pase por esos puntos, es decir que esté más cerca del centro de consumo. Este requisito, dicen en el sector, lo cumplen las instalaciones mencionadas.

"De nada sirve toda la generación de emergencia a diésel que se instaló en 2008 o el aporte de otras térmicas e hidroeléctricas del sur o del norte, porque la red no tiene capacidad suficiente para trasladar a Santiago la generación de Rapel. Menos aún si otra unidad cercana fallara", asegura un ejecutivo eléctrico.

El tercer elemento en juego son las medidas operacionales preventivas que el Cdec-SIC -organismo que coordina a las empresas del sistema-, está tomando para enfrentar este escenario. Según informaron, estas acciones consideran suspender o desplazar mantenimientos de centrales y otros trabajos relevantes en líneas, que puedan afectar el abastecimiento en el mediano plazo al provocar fallas totales o parciales en el SIC.

Sin embargo, en la industria advierten que estas decisiones también implican elevar el riesgo en el sistema. Este efecto, indican, es similar al que provocaría rebajar los niveles de seguridad del sistema para elevar la capacidad de transporte de electricidad hacia Santiago.

Déficit

La reducción de la demanda eléctrica en los meses de verano en la Región Metropolitana ha impedido una agudización de este ajustado escenario.

Sin embargo, existe acuerdo entre los distintos actores del sector en que a partir de marzo este cuadro podría complicarse más a causa de la normalización de la demanda, especialmente en medio de la reconstrucción y de una mayor actividad productiva.

En el Cdec-SIC reconocen que si este año persiste la sequía que hubo en 2010, "la condición de abastecimiento será ajustada en el sector poniente de la Región Metropolitana, debido a las restricciones de transmisión".

En el ministerio de Energía declinaron comentar respecto de esta situación.


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viernes, 28 de enero de 2011

RSE: Por un nuevo Tercer Sector

Por un nuevo Tercer Sector

Gestión de RSE en ONGEs indiscutible el aporte que el Tercer Sector ha hecho a las diferentes causas sociales, aliviando necesidades y concentrándose en implementar soluciones innovadoras a la cambiante realidad del mundo.
Sin embargo, recientemente en un foro sobre Cooperación Internacional realizado en Bogotá por Conexión Colombia, se hizo visible la importancia de empezar a considerar al interior de las organizaciones del Tercer Sector, la responsabilidad social, no como un puente entre ellas y el Estado o la empresa, sino como un modelo de gestión.
Así las cosas y como ya lo han evidenciado Josep M. Miró, Pau Vidal y el Observatorio del Tercer Sector: aunque estas organizaciones nacen con un objeto y enfoque social, están llamadas de igual manera a gestionar responsablemente. Basta con mencionar que existe un suplemento del GRI en el que invita a rendir cuentas sobre asuntos no ajenos para estas organizaciones. Algunos de ellos son:

Gobierno corporativo: donde caben asuntos de transparencia e instancias de toma de decisiones, tan claves para la Cooperación Internacional. Bien promulga ONGs por la Transparencia, la relevancia que ha tomado en todo el mundo el hecho de dar a conocer a posibles donantes (y por supuesto, a todos los grupos de interés) cuál es el destino de los recursos y con igual prelación, el origen de los mismos.

Derechos Humanos: oportunidad de difundirlos y hacerlos más explícitos en la gestión de la organización.

Prácticas laborales: ha tenido cabida en el imaginario colectivo la idea de que los empleados de una ONG o Fundación no son bien remunerados, por la estrecha relación que existe con la filantropía y el voluntariado. Sin embargo, incorporando prácticas socialmente responsables, estas organizaciones podrían empezar a contar con un plan de carrera para su equipo de trabajo, bonificaciones en tiempo que favorezcan el balance vida laboral y familiar, y por qué no hablar de Organización Familiarmente Responsable.

Medio ambiente: si bien se produce mucho conocimiento e incluso, podríamos estar hablando de prestación de servicios de consultoría, toda organización es susceptible de medir su huella de carbono, asegurar el ahorro de energía, el reciclaje y avanzar en acciones encaminadas no solo hacia la protección del medio ambiente, sino de la rentabilidad.

Efectividad de los programas: medición no solo de resultados, sino de nivel de satisfacción de los stakeholders, apertura de canales de retroalimentación, diversidad e incluso desarrollo de campañas movilizadoras.

Desarrollo de la comunidad: con programas de voluntariado para aquellas organizaciones cuyos recursos lo permitan (no sólo económicos sino humanos) que podrían fortalecer aún más su comunidad foco.

Esta es pues, una invitación inicial para incursionar, desde el Tercer Sector, en la Responsabilidad Social como sistema de gestión, para actuar de manera sostenible y sistémica por un Nuevo Tercer Sector.

Lina María Téllez Marmolejo (Colombia // @linalarse): Especialista en Responsabilidad Social Empresarial y Comunicadora Organizacional con experiencia en gestión de proyectos. Visión social y disposición para trabajar temáticas innovadoras de Sostenibilidad, Comunicación Responsable + Comunicación de la Responsabilidad Social y la convergencia del Sector Público con el Privado en la RS.

 
Fuente:http://rseonline.com.ar/2011/01/tercer-sector-rse-organizaciones/
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RSE EFICIENCIA ENERGÉTICA Y USO DE ENERGÍAS RENOVABLES EN INSTALACIONES DEPORTIVAS

responsabilidad social & energias renovables

EFICIENCIA ENERGÉTICA Y USO DE ENERGÍAS RENOVABLES EN INSTALACIONES DEPORTIVAS

Taller IAD "Construcción de instalaciones deportivas bio-ambientales: materiales y energías renovables" III

Un equipo de ingenieros especializados en ahorro y eficiencia energética, aportó el punto de vista más técnico en el taller desarrollado por el Instituto Andaluz del Deporte el pasado 17 de noviembre bajo el título "Construcción de instalaciones deportivas bio-ambientales: materiales y energías renovables".
Este equipo desarrolló en dos intervenciones conceptos relacionados con la eficiencia energética y el uso de energías renovables en instalaciones deportivas.

Eficiencia energética en instalaciones deportivas

Esta primera charla desarrollada por un técnico de la empresa esco energy empezó reflexionando sobre la relación existente entre el ciclo de vida de un edificio y el consumo energético que de éste se deriva, diferenciando las tres fases principales que componen el ciclo de vida de un edificio: Construcción, Uso y Deconstrucción. El consumo energético de una instalación será el equivalente a la suma de cada una de las fases anteriormente mencionadas, por lo que es importante ser consciente del ciclo completo para tomar las decisiones correctas.
A la hora de contribuir a la eficiencia energética durante el uso de una instalación en la fase de construcción debemos barajar dos conceptos: el diseño bioclimático, de manera que consigamos reducir las necesidades energéticas de nuestro edificio mediante el control del soleamiento, favoreciendo la ventilación natural en el mismo… y la eficiencia energética repercutida por las energías renovables mediante el diseño de instalaciones que permitan obtener el máximo aprovechamiento de las fuentes de energía natural y del agua de lluvia.
En la fase de uso es necesario conocer como se distribuye el consumo energético en las instalaciones deportivas para poder controlar las necesidades reales de la instalación. Por regla general climatización, deshumidificación, agua caliente sanitaria y para piscinas requieren los mayores aportes de energía, quedando en un segundo plano iluminación, motores y bombas y otro tipo de consumos. La adecuada elección de los sistemas de climatización, calefacción y agua caliente sanitaria e iluminación resultan primordiales para desarrollar una instalación deportiva eficiente energéticamente.
El consumo energético equilibrado es aquel que cumple los siguientes criterios:

-       Energía imprescindible para lograr una producción o una explotación de calidad
-       Consumo recomendable para conseguir unas condiciones aceptables de confort

Ciclo Biomasa

Ciclo Biomasa

Uso de energías renovables en instalaciones deportivas

La aproximación a algunos sistemas para la alcanzar la sostenibilidad energética de las instalaciones y el uso de energías renovables era el fin de esta charla:

Instalación fotovoltaica: obtención de energía eléctrica mediante radiación solar, su producción se encuentra condicionada al tamaño y a la situación de la instalación, a la orientación de los módulos y a la calidad de la instalación y su mantenimiento.

Caldera de biomasa: uso de materia orgánica originada en un proceso biológico como fuente de energía. Encontramos calderas de llama invertida para la combustión de madera en tarugos, de madera de chipeado, de pellets…

Sistemas geotérmicos: utilizan la inercia térmica del subsuelo (en función de la profundidad obtendremos mayor diferencia con la temperatura ambiente) como intercambiador de calor para ayuda a la climatización de la instalación. Encontramos sistemas como bomba de calor geotérmica, pilotes geotérmicos o pozo canadiense.

Micro cogeneración: proceso de generación de energía eléctrica y calor aprovechable procedente de una sola fuente energética, producción combinada de calor y electricidad. Se aprovecha una parte importante de la energía térmica que normalmente se disiparía.

A modo de conclusión comentar que la mayoría de estos sistemas pueden plantear compatibilidad con las instalaciones deportivas existentes. Las instalaciones fotovoltaicas son una clara estrategia para obtener rentabilidad de las grandes superficies de cubierta de las que disponen las instalaciones deportivas, las calderas de biomasa plantean una alternativa sostenible a las calderas convencionales existentes en nuestras instalaciones, por último los sistemas de micro cogeneración pueden ser una opción en instalaciones existentes, dado que no necesitan grandes superficies para su implantación.

La implantación de sistemas geotérmicos en instalaciones existentes no parece ser una alternativa tan viable en primera instancia. Al contrario, en aquellas instalaciones deportivas de nueva creación que cuentan con piscinas cubiertas es una opción a tener en cuenta, dada la constante demanda de agua caliente.

Daniel Gómez González, Arquitecto de Grarquitectos


Fuente:http://granadablogs.com/gr-arquitectos/tag/instalaciones-deportivas/
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RSE Responsabilidad Social Empresarial no es filantropía”

Responsabilidad Social Empresarial no es filantropía"

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Ricardo Montenegro, de INSAFORP; Elena María de Alfaro, de FUNDEMAS, y Gerardo Steiner, de ANEP. Foto Diario Co Latino/Guillermo Martínez


Geovani Montalvo
Redacción Diario Co Latino
 
Las empresas deben iniciar con su responsabilidad social en casa, es decir, con sus empleados y empleadas, cumpliéndoles sus prestaciones y derechos laborales. Con esta premisa, se anunció ayer una actividad que incluye a la pequeña, mediana y gran empresa salvadoreña.

 Se trata de la segunda edición del Foro Empresarial de Responsabilidad Social, FeRSE, que se llevará a cabo el próximo 24 de febrero en el país, con el fin de motivar la puesta en práctica de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

 Se espera contar con más de 500 asistentes, entre empresarios y estudiantes universitarios. Además, participarán con expertos que medirán la emisión de la huella de carbono, para posteriormente, compensarla con arborización.

 "La Responsabilidad Social Empresarial no es filantropía, tampoco donación ni caridad", explicó Elena María de Alfaro, de la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS), que tendrá a cargo la coordinación del evento.

 Incluso, no es cuestión nada más de la empresa privada, sino que también es una apuesta del gobierno, dado que una empresa necesita estabilidad política y condiciones sociales para ser rentable y practicar la responsabilidad social, agregó.

 Aunque no existe una definición única de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), esta generalmente se refiere a una visión de los negocios que incorpora el respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente.

 Por ello, "FeRSE será un encuentro del sector privado, donde todos debemos comprender que esta estrategia de negocio es indispensable y es accesible para todo tipo de y tamaño de empresa. En la ANEP, se ha conformado un Comité de RSE que tiene como principal objetivo acompañar a FUNDEMAS en este esfuerzo de hacer de las empresas salvadoreñas, empresas sostenibles y más responsables", expresó Gerardo Steiner, Director de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).

Sin embargo, hay voces disonantes con respecto a este concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), y este es el caso del Observatorio de Multinacionales de América Latina (OMAL), con sede en España.

 El coordinador del Observatorio, Pedro Ramiro, dijo durante un seminario internacional, celebrado en junio del año pasado, que la RSE trata de ocultar esos impactos y violaciones a derechos fundamentales como el de la sindicalización.

 "Lo que están haciendo es una especie de maquillaje superficial para que las grandes capas de la población  y las instituciones internacionales tengan la percepción que las transnacionales desarrollan un comportamiento más respetuoso con la gente y el medioambiente", afirmó Ramiro.
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jueves, 27 de enero de 2011

Tecnología verde aumenta eficiencia

tecnologia_verde

Los ahorros de las compañías al implementar tecnologías verdes pueden ser hasta de 20%.

Tecnología verde aumenta eficiencia

La tecnología puede ser un gran aliado en la búsqueda de un planeta más limpio y mejores ganancias para las empresas. Averigua cómo.

Escrito por: Ana Paula Flores

El cambio climático ha provocado un aumento en la conciencia de las empresas y los de individuos, con respecto a la importancia de cuidar el medio ambiente. Ante ello, la tecnología busca ofrecer alternativas que lejos de impactar de manera negativa las operaciones empresariales, incrementen su eficiencia de manera significativa, sin provocar daños al planeta.

Si bien la tecnología es una gran consumidora de energía, también puede ser una gran ahorradora de ésta, indicó Carlos Mondragón, director general de Dimension Data.

¿Cómo? El primer ejemplo que muestra Mondragón es a través de tecnologías que disminuyan la infraestructura en los centros de datos, como es el caso de la virtualización. Al tener un menor número de servidores operando, el consumo energético se reduce directamente. No obstante, también se disminuye el gasto de energía que se realiza para mantener los centros de datos a temperaturas bajas.

Otra forma de disminuir el consumo de energéticos es a través del impulso del trabajo remoto. De esta forma, indica Mondragón, se reduce el gasto realizado en transporte y comidas, así como el tiempo que se invierte en el traslado. Según el experto, los ahorros pueden llegar a ser hasta del 20% anualmente, con lo que en un plazo de cinco años se estaría recuperando completamente la inversión.

Más verdes, más eficientes

 

"Mucho del consumo de energía está ligado a la eficiencia", explicó Mondragón. Y es que las compañías, en la medida que utilizan tecnología para eficientar sus procesos, atender a sus clientes y sacar adelante sus procesos, optimizan su consumo energético.

De acuerdo con Daniel Villavicencio, director de Servicios, Desarrollo de Negocios y Preventas de Dimension Data, existen tres tendencias tecnológicas que ayudarán a elevar la eficiencia en el consumo energético y la operación de las compañías: el cloud computing, las comunicaciones unificadas y la democratización tecnológica, es decir, la ampliación al acceso a la tecnología.

Por medio de estas tendencias, se disminuirá de manera considerable la infraestructura de cómputo, se elevará la eficiencia de las empresas y se reducirán los costos operativos.


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MINERIA EN CHILE, ¿SON SOCIALMENTE RESPONSABLES LAS COMPAÑÍAS MINERAS?

¿TENEMOS CONCIENCIA DE SER UN PAIS MINERO?

 

Bien muy bien, hemos pensado acaso la importancia para el país de ser un país minero y sus consecuencias ?

¿ Le hemos tomado el peso al hecho  de ser uno de los paises más importantes en materia minera en el mundo ?

¿Son las empresas mineras y el Estado socialmente responsables?

¿Se están formando los profesionales y técnicos que esa actividad requerirá en el futuro y en especialmente en cuanto al agregar valor añadido a las exportaciones mineras?

¿El Estado está elaborando politicas públicas acordes con la importancia de ser uno de los países más  destacados en materia minera delmundo?

Fuente:rg
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martes, 25 de enero de 2011

La RSC debe ser un compromiso vivo que los trabajadores conozcan y asuman

La RSC debe ser un compromiso vivo que los trabajadores conozcan y asuman

 
(Aragón) ECONOMIA | > AREA: Economia, negocios y finanzas
25-01-2011 / 11:10 h

Zaragoza, 25 ene (EFE).- La Responsabilidad Social Corporativa debe de ser un "compromiso vivo" que adquieran las empresas y que los trabajadores "conozcan y asuman" y participen de él, según el presidente del comité científico del II Congreso Nacional de Responsabilidad Social Empresarial, Víctor Alcalde.

En el marco de este congreso, hoy se celebra en Zaragoza una mesa-debate sobre "Códigos de Conducta. Involucración de los empleados en la RSE", en el que ha participado el presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón, Jesús Morte y que incluye una sesión de "Speed Networking" en la que cada participante expone sus experiencias reales.

Morte, como presidente de los empresarios aragoneses, ha dicho a los medios antes de comenzar la sesión que la RSC supone "excederse" en el cumplimiento de determinadas obligaciones impuestas por las leyes y tiene "mucho que ver" con el carácter solidario de los administradores de las empresas.

La mejor RSC, ha agregado, es aquella que no habría que recordar nunca porque las empresas la hubieran interiorizado y sentido.

En este sentido, ha dicho que lo ideal sería que todas las empresas quisieran "servir a la sociedad" fabricando buenos productos, con un precio ajustado, que pagaran a sus proveedores con prontitud e implantaran ideas para potenciar la conciliación laboral.

En definitiva, ha agregado, que todas las empresas trataran de conseguir un ambiente que permita también tener lucro, pero en un ambiente "mucho más agradable".

Aunque la RSC impera en Europa desde los años 90, en España "aún no se ha instalado", y Morte ha vaticinado que tendrán que pasar cinco o diez años antes de que sea una realidad en el país.

Víctor Alcalde, por su parte, ha manifestado que la RSC no puede ser "sólo" un papel "que queda archivado en un cajón", sino que tiene que ser "algo vivo" que los trabajadores conozcan.

Además de redactar y asumir un plan, la RSC implica una "segunda parte" muy importante, que es controlar su cumplimiento con controles y planes de trazabilidad. EFE


Fuente:http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=665416
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rse: El Arcoiris de la Responsabilidad Social


El Arcoiris de la Responsabilidad Social

El Arco Iris de la Responsabilidad Social: los desafíos de la RSE para la nueva décadaAproximar una comprensión sobre qué nos depara esta nueva década, luego de la lluvia y tormentas ocasionadas por confrontaciones de ideas e intenciones de los individuos, necesariamente pasa por el tamiz de la reflexión acerca del ocaso y nuevo amanecer de la Responsabilidad Social (RS) en un entorno social, organizacional y político mundial algo turbulento, en aras de contribuir a la edificación de mejores espacios para la convivencia.
El arcoíris de la RS emerge sobre variados postulados, razonamientos, directrices, pareceres y acuerdos; en cada aspecto situacional se genera una discusión que favorece la trascendencia del valor de la responsabilidad como estandarte del esmero ciudadano y organizacional por construir mejores vías para el acoplamiento e integración de los deberes y derechos de las personas. El espectro de luz que irradia la RS proviene de un individuo humanizado, el cual, quizás habiendo tocado fondo, ha tomado conciencia sobre su rol en la sociedad, el ambiente y el mundo, por consiguiente necesita ejercer o poner al servicio de su contexto todo el talento construido y voluntad forjada en su recorrido experiencial.
Pequeñas gotas van formando la representación de la RS, el cúmulo de ellas muestra tonalidades diversas que proyectan los elementos que la conforman. Se pueden reconocer entre los elementos luminosos:

1. Los espacios para la reflexión que se gestan alrededor del mundo que permiten conocer, comprender e involucrarse con el valor de la Responsabilidad Social -siempre existente pero no siempre advertido-;

2. La información y conceptos generados al respecto, compartidos y develados por individuos e instituciones;

3. El progreso en la inserción y discusión de la temática en escenarios académicos, organizacionales y gubernamentales;

4. El renovado interés por el respeto y cuidado de los DDHH fundamentales y el ambiente;

5. El recrear de la convivencia para la paz;

6. El consenso internacional logrado en torno a la guía de la RS dentro del contexto empresarial;

7. El ruido incesante -pero necesario- de ciudadanos que requieren ser escuchados y tomados en cuenta.

Todas estas gotas conforman el espectro múltiple del nuevo saber y hacer de la RS, la cual se encamina a renovados retos en este recién entrado decenio.
Cabe agregar que, así como se construyen realidades, también éstas se reconstruyen y desconstruyen, con la intención de aportar diferentes elementos que, a la luz del arcoíris de los nuevos tiempos, dinamicen y mejoren las condiciones previas y actuales de la RS, introduciendo los cambios necesarios para equilibrar las tonalidades que se reflejan en la sociedad y organizaciones del nuevo decenio, así permear a los individuos, organizaciones empresariales y estado, de un necesario y ponderado balance entre el crepúsculo de los deberes y derechos ciudadanos.
La RS ingresó al auditorio de una nueva década, es nuestro compromiso fortalecer los avances en la materia, mejorar y facilitar su inserción en la cotidianidad de los individuos para vincularla de forma voluntaria, a su entorno organizacional y potenciar de este modo, nuevos matices en el arcoíris de la RS. La civilidad y equilibrio en las tendencias que mueven al individuo entre lo que es su deber o tarea y lo que es su derecho u opción, lucen como tonos de luz que se añaden al sistema de colores del nuevo espectro de luz de la RS, para incrementar su instrumentalización desde las dimensiones humana y organizacional; así reconocer al otro y conformar el nosotros.

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Rodrigo González Fernández
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sábado, 22 de enero de 2011

rse la responsabilidad social debe asumir la discapacidad EMPRESARIAL en sus distintas dimensiones

Rsc. Valeriano gómez afirma que la responsabilidad social debe asumir la discapacidad en sus distintas dimensiones

11:27h | SERVIMEDIA


Las políticas de responsabilidad social de las empresas (RSC) deben ser un "marco idóneo" para que las organizaciones "asuman la discapacidad en sus relaciones con los consumidores y usuarios" según afirma el ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez.
En el prólogo del libro "La responsabilidad social empresarial en el ámbito de la discapacidad" editado por el Cermi, el ministro asegura que la gestión de la diversidad a la vez que busca optimizar el proceso empresarial y mejorar la competitividad, contribuye a la cohesión social.
Para el responable del área de trabajo del Gobieno "la no discriminación y la igualdad de trato y de oportunidades de las personas con discapacidad se puede convertir en una ventaja competitiva", un valor añadido y una oportunidad de negocio para las organizaciones.
Según Gómez uno de los beneficios de la gestión de la diversidad es el incremento de captación del talento pues la empresa trabaja con una base de selección más amplia y además "la capacidad de una persona es independiente de su origen o grupo al que pertenece".
La diversidad es una estrategia orientada a la creación de un entorno que incluya todos los perfiles diversos de las personas con el fin de optimizar la eficacia del proceso empresarial.
En concreto, sobre la discapacidad, el ministro afirma que la responsabilidad social debe incorporar un compromiso para superar la desigualdad en los diferentes ámbitos de la actividad empresarial, incluyendo las actuaciones en la cadena de suministro y la contratación de personal.
Gómez concluye que las políticas de diversidad deben prestar una atención especial a las personas más desfavorecidas, que los las que experimentan una mayor exclusión sociolaboral.


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viernes, 21 de enero de 2011

RSE La Responsabilidad Social Corporativa y la Cooperación Internacional para el Desarrollo: caminos convergentes (ARI)

La Responsabilidad Social Corporativa y la Cooperación Internacional para el Desarrollo: caminos convergentes (ARI)
Rafael Domínguez Martín
ARI 6/2011 - 18/01/2011
Tema: La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) para el desarrollo ha cobrado un gran auge en la última década, desde que Naciones Unidas lanzó el Pacto Mundial. Este ARI traza los paralelismos de la RSC y la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), paralelismos que sugieren la oportunidad de colaboración entre una RSC menos asistencialista y más estratégica con una CID que vaya más allá de la ayuda y busque la coherencia de políticas[1].

Resumen: Este ARI revisa los principales paralelismos entre la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), como estrategia empresarial, y la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), como política pública concertada, en cuanto a su naturaleza e influencias doctrinales, objetivos, eficiencia/eficacia, críticas, principales problemas de identidad y retos respectivos, a partir de la siguiente hipótesis: la RSC es a las empresas lo que la CID es a los gobiernos. La conclusión es que necesita una colaboración estratégica entre la RSC como innovación social y la CID ampliada desde la ayuda a la coherencia de políticas.

Análisis

Metáfora fundante y vidas paralelas
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es a las empresas lo que la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) es a los gobiernos. La primera, como estrategia empresarial, y la segunda, como política pública concertada, están destinadas a entenderse desde mucho antes de que Kofi Annan lanzara en 1999 la idea de un Pacto Global.

El concepto de RSC nace en 1953 con la publicación del trabajo de Howard Bowen (Social Responsibilities of the Businessmen), que formaba parte de una colección sobre "Ética cristiana y vida económica" del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en América. Bowen apelaba a la responsabilidad social de las corporaciones para producir no sólo bienes y servicios, sino devolver a la sociedad parte de lo que ésta les había facilitado. Un año después, Peter Drucker, devoto cristiano episcopaliano, incluía la responsabilidad pública como una de las áreas clave del management: los ejecutivos, además de cumplir su "primera responsabilidad con la sociedad" que es "operar hacia el beneficio", tenían que "promover el bien público… [y] contribuir a la estabilidad, el fortalecimiento y la armonía sociales" (The Practiceof Management, 1954).

Pero la corporación "con alma", como la denominó un autor del momento, respondía a algo mucho más terrenal, a saber, el alineamiento de los intereses de las empresas norteamericanas en la "lucha más colosal" contra lo que se percibía durante la Guerra Fría como "el desafío del comunismo a nuestro modo de vida", según dijo el decano de la Harvard Business School (HBS), Donald K. David, en mayo de 1949. Y en esta lucha los líderes empresariales debían trabajar "para resolver lo que es de lejos el mayor problema económico actual: el desarrollo de las denominadas áreas subdesarrolladas hasta el punto donde al menos las sombrías consecuencias de la extrema pobreza (la malnutrición, la muerte prematura, la mala salud crónica, la superstición, la sordidez y la miseria) sean mitigadas", como planteó el economista y activo miembro de los cuáqueros Kenneth E. Boulding en un artículo para la revista de la HBS en 1950. El propio decano David volvería sobre este tema en su discurso de 1958 en la HBS llamando a una movilización "de todos los recursos de nuestro sector privado empresarial mediante un contrato entre las agencias gubernamentales responsables y las compañías privadas y sus ejecutivos para hacer un trabajo masivo y efectivo de desarrollo económico en el exterior".

Por su parte, la CID surgió como política pública a raíz del Programa de los Cuatro Puntos del presidente Truman, en enero de 1949, en el que el político Demócrata, de arraigadas convicciones baptistas, se planteó la creación de un gran programa para "la mejora y el crecimiento de las áreas subdesarrolladas", siguiendo la ética pragmática de "ayudar a los menos afortunados a ayudarse a sí mismos". Este lema, calcado de la misión original del Banco Mundial, cabe remontarlo a la máxima del filántropo Andrew Carnegie, para quien "en el otorgamiento de la caridad, la principal consideración debería ser ayudar a aquellos que quieren ayudarse a sí mismos" y, como fuente original, al puritanismo depurado de Benjamin Franklin, que es a quien se debe la frase "Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos" (Poor Richard's Almanak, 1757). El programa de Truman se consideró como parte de las "nuevas responsabilidades" derivadas de la "nueva influencia" de la democracia americana, que serviría para testar "nuestra devoción por el deber… anclada en nuestra fe por el Todopoderoso", y, por supuesto, para responder al objetivo más mundano de luchar contra "la falsa filosofía del comunismo". Sólo tres meses más tarde, el decano de la HBS, Donald K. David, se sumaría entusiásticamente a la causa con la RSC.

La historia del objetivo del 0,7% también reúne esa peculiar mezcla de religión y política. En 1955, el Consejo Mundial de las Iglesias, una organización ecuménica con sede en Ginebra que agrupa a todas las iglesias cristianas, solicitó el asesoramiento del economista senior del Banco Mundial (que luego sería rector del International Institute of Social Studies de Rotterdam, el decano de los institutos de desarrollo europeos), Egbert de Vries. Se trataba de promover las donaciones de las parroquias en los países ricos con el fin de destinarlas a los países pobres en coherencia con la virtud cristiana de la caridad y de los objetivos fundacionales del Consejo. De Vries, militante cristiano, les convenció de que las donaciones privadas, por mucho que aumentaran, no podrían cubrir la gran brecha de capital que necesitaban los países pobres para salir del subdesarrollo. Así que el comité central del Consejo, cuando volvió a reunirse en 1958, aprobó una declaración en la que se solicitaba que "al menos un 1% del ingreso nacional de los países [desarrollados] fuera dedicado a estos propósitos". La petición del Consejo fue transmitida a las misiones diplomáticas de varias naciones industrializadas de la ONU, cuya Asamblea General, a fines de 1960, expresó "la esperanza de que el flujo de ayuda internacional y de capital debería incrementarse sustancialmente para alcanzar lo más pronto posible el 1% de los ingresos nacionales combinados de los países económicamente desarrollados".

A esta misma cifra mágica también habían llegado Jan Tinbergen y sus colaboradores del Netherlands Economic Institute de Rotterdam, en 1959 (y cuyo trabajo De Vries probablemente conocía), aunque el 1% fue presentado a nivel mundial en 1962, gracias al patrocinio de la Twentieth-Century Fund, un think-tank progresista en cuyo patronato estaban integrados muy connotados asesores del presidente Kennedy, Demócrata y católico, como J. Kenneth Galbraith y Arthur Schlesinger Jr. (poco después Peter Drucker se integraría a esta institución). Según Tinbergen, se trataba de poner en marcha un programa mundial para distribuir la cantidad de 7.000 millones de dólares, necesaria para ayudar a ayudarse a sí mismos a los países en desarrollo, siguiendo la propuesta de Rosenstein-Rodan de un impuesto progresivo a las familias de los países desarrollados. En 1968, en el segundo encuentro de la UNCTAD, se adoptó la recomendación de que el 0,75% de ese 1% fuera destinado a la ayuda al desarrollo, recomendación que fue suscrita inmediatamente por 10 de los 16 miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo y luego por el CAD en 1969 y la Asamblea General de la ONU en 1970 como objetivo oficial para la II Década del Desarrollo.

Con estos antecedentes, no es de extrañar que la legitimación primaria de la AOD por parte del CAD fuera de carácter moral: "la necesidad de ayudar a los países menos desarrollados a ayudarse a sí mismos" (resolución sobre el Esfuerzo Común de la Ayuda, 1961). El Banco Mundial y su agencia también justificaron su propia actuación en 1969 desde una perspectiva moral que combinaba el enfoque de la ética deontológica (del motivo), muy influida por la Encíclica de Pablo VI Populorum Progressio (1967), y la utilitarista (de las consecuencias). Si en la primera se apelaba a la "cooperación en el bien común", sobre la base de que "los pueblos ya desarrollados tienen la obligación gravísima de ayudar a los países en vías de desarrollo", en el Informe Pearson se afirmó "la obligación de los ricos y privilegiados de ayudar a los pobres y necesitados", pero sin olvidar que la ayuda a los países pobres generaría "más desarrollo y progreso en los países ricos industrializados". De acuerdo con la noción de una "comunidad mundial interdependiente", la racionalidad de todo esto era análoga al modelo de egoísmo ilustrado de la RSC que se construyó simultáneamente: "el interés nacional es la base racional para la política –de la ayuda y de cualquier otra cosa–, pero solamente si es ilustrada y clarividente y mira más allá de sus propias fronteras". Estas consideraciones morales, junto con la fijación del objetivo del 0,7% del PIB de los países desarrollados para AOD en 1975 "y en ningún caso más allá de 1980", más varias recomendaciones sobre el desligamiento de la ayuda y la coherencia de las políticas comerciales y de inversión extranjera directa, fueron las principales conclusiones del informe Partners in Development, dirigido por el ex primer ministro de Canadá y premio Nobel de la Paz Lester B. Pearson a propuesta del presidente del Banco Mundial Robert MacNamara. Si Pearson era hijo de un pastor metodista, el ex secretario de Defensa de Kennedy, Robert McNamara, con sus raíces católico-irlandesas, desde luego tenía una gran familiaridad con la combinación de los enfoques deontológico y utilitarista sobre los que el hermano del difunto presidente, Robert Kennedy, había teorizado en 1968 al afirmar que "la ayuda prestada al extranjero no es una donación gratuita, sino que es, a la vez, una obligación moral para con todos los seres humanos y una sana y necesaria inversión para el futuro".

En la década de los 60, el enfoque altruista (arraigado en la filantropía) de la RSC, por el que las empresas tenían que avanzar sobre sus obligaciones legales usando voluntariamente sus recursos para fines sociales más amplios como respuesta a presiones externas fue la tónica dominante. De hecho, las empresas tuvieron que reaccionar antelas demandas sindicales, del movimiento de los derechos civiles, de las mujeres, de los consumidores y las reivindicaciones conservacionistas, sin esperar, además, ningún retorno económico específico por sus acciones sociales voluntarias. Esta posición defensiva suscitó muy pronto las primeras críticas que, también en el marco de la ideología de la Guerra Fría, denunciaron el carácter "subversivo" de la RSC, identificada como "socialismo" y verdadero pretexto para aumentar las regulaciones, según Milton Friedman, para quien el negocio de las empresas era hacer beneficios. Esto obligó a buscar una racionalidad para la RSC, que se concretó en el llamado "modelo de egoísmo ilustrado" según el cual la RSC contribuiría a maximizar a largo plazo el valor para el accionista, y la RSC se presentó como auténtico poder blando ("poder social") de las empresas, antes de que tal concepto fuera acuñado en la teoría de las relaciones internacionales.

En paralelo, la CID también recibió las tempranas críticas de Milton Friedman, que ya en 1958 había condenado la ayuda por promover el desarrollo a través de un medio (la planificación centralizada) contaminado con "la ideología comunista". Luego, Peter T. Bauer (Dissenton Development Studies and Debates in DevelopmentEconomics, 1971) denunció que la ayuda era simplemente "caridad" para atenuar los "sentimientos de culpabilidad… por injusticias pasadas", a la vez que un mecanismo de compensación de las barreras arancelarias erigidas contra las exportaciones de los países en desarrollo, cuando no un "instrumento para forzarlos a comprar lo que de otra manera no podría venderse". La ayuda, para Bauer, representaba "una ampliación natural de la imposición progresiva" desde el "nivel nacional al internacional", en lo que este autor de la escuela austríaca veía como una expansión perversa del Estado del bienestar.

Humanocentrismo de "stakeholders" y "partners"
Consolidada la definición de RSC como aquella estrategia voluntaria que empieza donde termina la ley, en los 70 se reafirmó la noción del contrato social (implícito) entre las empresas y la sociedad, que desembocó de manera natural en la teoría de la integración de los stakeholders a la empresa. La empresa empezó a concebirse no como una organización maximizadora de beneficios, sino del bien común, concepto vinculado no por casualidad a la doctrina social de la Iglesia (Encíclica de Pablo VI, Populorum Progressio, 1967). Así, los stakeholders se convirtieron en los 80 en la contrapartida conceptual de los partners de la CID, a medida que las empresas y sus grupos de interés se fueron globalizando. Y el poder blando de la empresa se ligó al concepto de reputación corporativa, dentro de una ética estoica en la que las empresas, como personas jurídicas, buscan la "aprobación social" y la "gratitud de quienes han cosechado el beneficio de sus acciones" a los que se refirió Adam Smith en su Teoría de los sentimientos morales. PeterDrucker (The Frontiers of Management, 1986) otra vez fue quien explicitó claramente la idea de centrar los objetivos de las empresas en las personas: la empresa se redefinió como una institución social basada en relaciones de confianza a largo plazo con personas (trabajadores, clientes y proveedores, como capital social, el único que aumenta con el uso), cuya razón de existir era servir a los clientes y donde el beneficio sólo resultaba un medio para este fin que es el que asegura la sostenibilidad de la empresa. En la organización, así concebida, los trabajadores (recursos humanos) no eran un pasivo, sino el principal activo de la organización, junto con el capital social y la reputación corporativa.

Sobre estos fundamentos y la teoría de los stakeholders, al llegar el nuevo siglo, el objetivo de la RSC evolucionó de manera natural hacia el desarrollo humano sostenible, una vez que estuvo claro que esto era un compromiso político para conciliar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente dentro de una noción blanda y puramente empresarial de sostenibilidad. Así, el Libro Verde de la Comisión Europea definió la RSC como la "integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales (business operations) y sus relaciones con sus interlocutores", lo que subraya, además, la diferencia entre filantropía y la RSC al conectar ésta con el núcleo duro de las operaciones de la compañía en las que necesariamente está la gestión de los stakeholders. Por su parte, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) utilizó el sustitutivo de sostenibilidad para referirse al "compromiso de las empresas para contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en su conjunto". Desde ese momento, se aceleró el proceso de creación en los países desarrollados de una infraestructura institucional emergente de nuevas normas de comportamiento, transparencia y rendición de cuentas para las compañías multinacionales a modo de poder compensatorio. Y publicaciones tan influyentes como la Academy of Management Review empezaron a hablar de que "las corporaciones deberían actuar como agentes de cambio social".

Paralelamente, la CID retomó con fuerza la teoría de los partners, con la Comisión Independiente sobre Asuntos de Desarrollo Internacional, presidida en 1980 por el socialdemócrata Willy Brandt a sugerencia del presidente del Banco Mundial, Robert McNamara. El llamado Informe Brandt propuso un nuevo pacto internacional keynesiano para "la solidaridad humana y el compromiso internacional con la justicia social". El pacto consistía en un impuesto universal pagado por todos los países, excepto los más pobres, calculado mediante una escala móvil dependiendo del ingreso nacional, para constituir un fondo de desarrollo en el que los países desarrollados deberían aportar al menos el 0,7% de su PIB para 1985 y el 1% en 2000. Dicho fondo también recibiría aportaciones de las tasas sobre los gastos militares, las exportaciones de armas y el comercio internacional, de acuerdo con el principio de "responsabilidad global" que obviamente apelaba a lo que luego –cuando empezó a bajar la marea neoliberal que dio al traste con las recomendaciones de Informe Brandt– se reconstruiría como coherencia de políticas.

La coherencia de políticas no era más que una concreción de la teoría de la interdependencia compleja, según la cual el aumento de las interrelaciones económicas, sociales y ecológicas elevaba la probabilidad de la cooperación internacional entre los Estados en detrimento de las relaciones jerárquicas basadas en el poder militar. Dicha cooperación arraigaba en la ética utilitarista compartida tanto por la visión liberal como la realista de las relaciones internacionales (los Estados persiguen sus propios intereses de acuerdo a una serie de incentivos), mientras que la interdependencia se volvía compleja al perder los Estados el monopolio de las relaciones exteriores. Mientras que en la visión tradicional de las relaciones internacionales los Estados maximizaban su seguridad a través del poder militar (al igual que en la visión de Milton Friedman, las empresas maximizaban beneficios para ser viables), con el fin de la Guerra Fría, la teoría de la interdependencia compleja estableció que los Estados maximizaban su seguridad a través del "poder blando" o "cooptativo" de la cooperación internacional (al igual que en la visión Drucker, las empresas maximizaban su reputación con los stakeholders para ser sostenibles).

En este contexto, en el que precisamente se publicó el manual de Drucker sobre la empresa como proyecto de personas, con personas y para las personas, la CID fue diseñando el cambio del objetivo del crecimiento económico por el del desarrollo humano, que el PNUD definió en 1991 como "el desarrollo de las personas, para las personas y por las personas". Las personas eran fines en sí mismas, mientras el aumento del ingreso o del consumo era un medio para ese fin del desarrollo humano que necesariamente debía ser sostenible (compatible con el crecimiento económico) y con la noción de sostenibilidad empresarial. Después de todo, la conocida definición del Informe Bruntland es congruente con la regla del capital constante de Hicks-Solow, lo cual tiene una traducción política inmediata para la CID, como dejó claro el presidente Obama en la Conferencia de seguimiento de los ODM en septiembre de 2010 al expresar que "el propósito del desarrollo es crear las condiciones que no hagan necesaria la ayuda… un desarrollo que sea sostenible".

Pecados originales, retos comunes
En la actualidad la RSC estratégica tiene el reto pendiente de la demostración del business case, porque tras 35 años de ingentes esfuerzos de investigación, el último meta-análisis sobre 167 estudios muestra una relación muy tenue entre RSC y rentabilidad financiera, de manera que es posible que sea la rentabilidad la que incite a ser responsable y no al contrario. Aunque hay premio de consolación, porque la revista The Economist, otrora crítica, en enero de 2008 bendijo la RSC como just good business y un reciente informe de la Economist Intelligence Unit arroja el resultado de una encuesta entre ejecutivos de más de 30 países en la que el 69% considera que hay una relación positiva a largo plazo entre desempeño financiero y compromiso con la sosteniblidad.

Además de estas críticas internas que ponen en evidencia la posible falta de eficiencia de la RSC, desde el ala izquierda se sigue cuestionando la RSC como un discurso promovido por las corporaciones y/o las agencias de desarrollo internacionales para justificar la imposición del modelo neoliberal mediante una retórica green washing y por washing, que sirve para evadir otras responsabilidades. En un sentido más concreto, la RSC según algunos autores, es una noción de las grandes empresas de los países desarrollados que refleja las preocupaciones y prioridades de los consumidores de esos países, noción que es imposible trasladar a la realidad de las MYPMES de los países en desarrollo, que operan en un contexto de reglas de juego muy hostiles, o, si hablamos de multinacionales locales, que tampoco se puede traducir automáticamente por la inexistencia de una sociedad civil y un entorno competitivo suficientemente desarrollados. Incluso se considera que la RSC es una estrategia de las empresas de los países desarrollados para restringir la competencia en los países en desarrollo, mediante la imposición de estándares ambientales y cláusulas sociales que ponen trabas a la producción y las exportaciones. Y finalmente, se critica la falta de regulación de la RSC, como verdadera enmienda a la totalidad, ya que una supervisión pública estricta llevaría a desnaturalizar lo que, por definición, es una actuación voluntaria tal y como reconocen la Comisión Europea, la OIT o la International Organisation of Employers.

En todo caso, parte de las razones de esta última crítica responden a un problema de identidad de origen de la RSC que, precisamente por su carácter de autorregulación, es muy vulnerable a los fallos de mercado, tales como la información imperfecta, las externalidades y la existencia de free riding, lo que ha promovido un movimiento de accountability corporativa para cerrar la brecha entre la retórica y la política, que está generando una gran demanda de métricas y ratings de la RSC. Este movimiento pretende redireccionar el foco desde la voluntariedad de la RSC hacia las obligaciones legales –que con frecuencia no cumplen las empresas que se dicen responsables–, mediante la participación en iniciativas multi-stakeholder para elevar los estándares y procedimientos para presionar a favor de iniciativas voluntarias internacionales que luego se pueden interiorizar a nivel nacional mediante leyes (regulación articulada). La UE se encamina por esta senda con el anuncio, por parte de la Comisión, de un nuevo Libro Verde sobre transparencia de la información ambiental, social y de derechos humanos, que podría dar lugar a una directiva comunitaria de RSC centrada en la transparencia –particularmente en áreas de derechos humanos y desarrollo sostenible–, el buen gobierno corporativo, la participación de los grupos de interés –con especial atención a los empleados– o la mejora de las relaciones entre las compañías, los accionistas y la sociedad.

Como la RSC, la CID se enfrenta al reto de demostrar que la ayuda al desarrollo es efectiva. Sin embargo, tras 60 años de ayuda, 50 años de investigación y un centenar largo de estudios, no se puede afirmar que la ayuda haya ejercido, en términos agregados, un impacto positivo sobre el crecimiento del mundo en desarrollo. Parte de la explicación tiene que ver con los problemas sistémicos –carácter voluntario, distorsión asignativa por intereses políticos y comerciales, proliferación de donantes e intermediarios y volatilidad– de la ayuda que no se acompaña con la coherencia de otras políticas, y donde, como en la RSC, están presentes la información imperfecta (incompleta y asimétrica), las externalidades y el free riding, una consecuencia inevitable de una política que al fin y al cabo es unilateral, voluntaria o discrecional de los países desarrollados. Aunque el presidente Obama ha insistido recientemente en la interdependencia compleja (el desarrollo "no sólo como imperativo moral, sino como imperativo estratégico y económico"), las "responsabilidades mutuas" y la coherencia de políticas, y aunque su secretaria de Estado ha hablado de un "modelo de desarrollo basado en la asociación, no en el patrocinio", que implica "responsabilidad compartida", es evidente que el pecado original del sistema de ayuda persiste y no dejará de entorpecer la eficacia de la misma. Esto probablemente seguirá siendo así mientras dure la ayuda como business as usual, y por mucho que el movimiento de accountability y la proliferación de índices de calidad o transparencia de la ayuda traten de identificar a las mejores y peores agencias donantes, en paralelo a lo que pasa en el mundo de la empresas con los ratings y la métrica de la RSC.

Conclusión

Hacia una colaboración estratégica
La RSC nació como una obligación moral, vinculada a la ética cristiana del bien común a la que sigue muy atada a través de la doctrina de los stakeholders (reformulada recientemente en la Encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate, de 2009).[2] Por su parte, la CID también nació como una obligación moral vinculada a la virtud cristiana de la caridad a la que sigue muy atada. Recuérdese que la campaña del Jubileo 2000 para cancelar la deuda de los países en desarrollo está basada en la tradición judeocristiana de condonar deudas cada 50 años y en la Encíclica de Juan Pablo II Centesimus annus de 1991.[3]

Aunque el nuevo contrato entre las empresas y la sociedad que representa la RSC nunca se reconoció como la panacea para resolver todos los problemas sociales, la RSC se fue centrando en los objetivos de desarrollo humano global, a medida que se aceleró la internacionalización de las compañías y sus stakeholders. Por su parte, la obligación moral de los países desarrollados de ayudar a los países en desarrollo se intentó concretar en un nuevo compromiso internacional entre gobiernos basado en la idea de asociación, en que se reconocía, no obstante, que la ayuda, como actuación voluntaria, requería de la coherencia de otras políticas mucho más influyentes en el desarrollo, cuya definición se fue desplazando desde la noción de crecimiento económico hacia la de desarrollo humano sostenible.

La RSC, como enfoque idealista de poder blando (social), en el que la reputación se convirtió en un factor clave, fue sometido a las críticas de quienes denunciaron la agenda oculta redistributiva e intervencionista de la RSC o –en el extremo contrario– el carácter ideológico de la misma por los problemas de información imperfecta que incentivan la evaporación de políticas y dan como resultado una gran incoherencia entre las actuaciones empresariales y las políticas de RSC que se implementan en la realidad o sólo se anuncian y luego no se cumplen.

Por tanto, la RSC, como estrategia empresarial, y la CID, como política pública concertada, estaban destinadas desde sus orígenes a confluir y entenderse porque partían de influencias doctrinales muy similares (la virtud cristiana de la caridad como preservativo contra el comunismo durante la Guerra Fría) y objetivos que fueron convergiendo en la noción del desarrollo centrado en las personas (desarrollo humano) y sostenible. Su encuentro también se basó en la falta de eficacia (en el caso de la CID) y eficiencia (en el de la RSC) que en los últimos años está llevando a buscar las ventajas comparativas cruzadas de las empresas –eficacia y eficiencia para la CID– y el sector público –legitimidad para la RSC– con el fin de hacer frente a las críticas comunes sobre las agendas ocultas intervencionistas y redistributivas, los magros resultados financieros o para el desarrollo de una y otra, y la incoherencia y evaporación de políticas que compartieron desde sus inicios.

El mensaje final de este trabajo es que se necesita descristianizar la RSC y la CID. O dicho de otra manera, hay que aligerar el componente paternalista de la RSC y el asistencialista de la CID arraigados en la ética cristiana de la caridad y el bien común. Si la RSC se convierte en parte del núcleo duro de la estrategia empresarial por el interés propio de las compañías, y la CID va más allá de la ayuda y se centra en la coherencia de políticas cambiaras, comerciales, de inversión o migratorias con las de AOD, también por el interés propio de los países desarrollados, entonces la complementariedad de la estrategia empresarial responsable y la política pública para la promoción del desarrollo sostenible dará buenos resultados, como ha teorizado recientemente la Comisión Europea en su Programa de Trabajo para la Coherencia de Políticas 2010-2013. Independientemente de que empresas o agencias de desarrollo se planteen trascender la ética utilitarista por la ética deontológica kantiana o la estoico-smithiana, y pese a todas la críticas sobre la falta de impacto de la RSC en el desempeño financiero y sobre la escasa relación de la ayuda con el crecimiento económico, seguirá siendo necesario practicar una y otra por defecto, porque sin RSC a las empresas, a sus grupos de interés (trabajadores, proveedores y clientes) y al medioambiente les iría peor, y sin CID todo sería también peor para las poblaciones más vulnerables de los países en desarrollo y para los "intereses compartidos" de países desarrollados y en desarrollo en torno al mantenimiento de los bienes públicos globales.

La CID, ayudando a implementar las reformas necesarias del entorno regulatorio para que las empresas responsables puedan desempeñar su cometido, y la RSC, en tanto que innovación social promotora de negocios inclusivos que mejoren el entorno para las empresas, están en condiciones de ofrecer una colaboración estratégica como respuesta combinada a la demanda de desarrollo de millones de personas que no están pidiendo caridad sino una ampliación de sus oportunidades. Porque, en definitiva, como ha señalado recientemente Homi Kharas ("Can Aid Catalyze Development?", 2010), "los países pobres que reciben ayuda están más focalizados en el crecimiento que en la caridad" y es ahí donde las empresas tienen la primera responsabilidad en el desarrollo.

Rafael Domínguez Martín
Director de la Cátedra de Cooperación Internacional y con Iberoamérica, Universidad de Cantabria


[1] Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto DER2009-14370 del MCI.

[2] "La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia… Se ha de evitar que el empleo de recursos financieros esté motivado por la especulación y ceda a la tentación de buscar únicamente un beneficio inmediato, en vez de la sostenibilidad de la empresa a largo plazo, su propio servicio a la economía real y la promoción, en modo adecuado y oportuno, de iniciativas económicas también en los países necesitados de desarrollo" (http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.html).

[3] "No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso" (http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_01051991_centesimus-annus_sp.html).


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