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miércoles, 25 de febrero de 2009

Punto/Contrapunto: La función del gobierno

Punto/Contrapunto: La función del gobierno

Estudiantes filipinos siembran árboles.
Estudiantes filipinos participan en un programa nacional de siembra de árboles auspiciado por el gobierno de Filipinas. (© AP Images)

Tal como exponen los demás artículos que se incluyan en la presente edición del periódico electrónico, las empresas estadounidenses están adoptando nuevos enfoques de gestión sostenibles, por diversos motivos. Sin embargo, en el pasado, la política normativa del gobierno ha sido la principal impulsora de la limpieza medioambiental en muchos países. Cabe preguntarse, ¿cuál es la función que le corresponde al gobierno al promover mejores prácticas ambientales en el sector empresarial?

Hemos planteado esta pregunta a dos expertos a fin de conocer sus opiniones sobre el tema.

Margo Thorning es vicepresidente ejecutiva y economista en jefe del Consejo Estadounidense para la Formación de Capital (AAFC), en Washington D.C. Posee un doctorado en economía de la Universidad de Georgia y ha ocupado cargos en los departamentos de Energía y de Comercio de Estados Unidos, así como en la Comisión Federal de Comercio. La misión del AAFC es fomentar el crecimiento económico a través de la formulación acertada de políticas tributarias, comerciales, normativas y medioambientales.

Bob Willard, experto en la rentabilidad de estrategias empresariales sostenibles, es autor de la obra The Sustainability Advantage (La ventaja de la sostenibilidad) y de The Next Sustainability Wave (La próxima ola de sostenibilidad). Willard, con un doctorado de la Universidad de Toronto y 34 años de experiencia en el campo de desarrollo de empresas y liderazgo en IBM Canadá, asesora a la comunidad empresarial en la prevención de riesgos y aprovechamiento de oportunidades relacionados con la sostenibilidad.

A continuación siguen dos artículos que mantienen posturas contrarias en cuanto a la manera de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero:

(comienza el artículo)

Incentivos a la adopción de mejores prácticas medioambientales en el sector empresarial
Por Margo Thorning

La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos, una cuestión ambiental prioritaria, y el fomento del crecimiento económico son dos objetivos importantes para decisores públicos en todo el mundo. Por lo general, el sector empresarial estadounidense está de acuerdo con la idea de que las empresas deben poner de su parte para detener el aumento de las emisiones de gases de efecto de invernadero (GEI). En 2002, la administración del presidente Bush asumió el compromiso de reducir las emisiones de intensidad GEI de Estados Unidos (la cantidad de energía necesaria para producir un dólar del PBI) en 18 por ciento en el período comprendido entre 2002 y 2012. Estados Unidos está camino de superar ese objetivo.

No obstante, la reducción de la tasa de GEI exigirá esfuerzos más firmes por parte de la industria, las empresas eléctricas, los hogares y el gobierno. La puesta en marcha de una estrategia que reduzca el costo del capital para las inversiones en energía limpia, para la investigación y el desarrollo, y para la gestión de la demanda podría generar mayores dividendos si se traduce en un crecimiento económico más fuerte y en la reducción de la intensidad energética, sin que se frene el crecimiento económico y aumente el desempleo.

Efecto de los programas obligatorios de reducción de los GEI

Muchas de las propuestas legislativas se basan en estrategias de "límites máximos y de comercio de derechos de emisión", mientras que otras proponen un impuesto a las emisiones de carbono. Es probable que, si se da fuerza de ley a estas propuestas, se reduzca el crecimiento de PBI y el empleo en Estados Unidos. Tal como señalaba el informe de 2007 Issues in Climate Change, de la Oficina de Presupuesto del Congreso: "Las compensaciones, o las medidas reductoras de emisiones para evitar tener que hacer las compensaciones, se añadirían al costo comercial de las empresas sujetas a los límites máximos de emisiones de CO2. Sin embargo, esas empresas no serían las que en última instancia correrían con los gastos de las compensaciones, sino que gran parte de los costos se pasarían a sus clientes (y a los clientes de sus clientes) con una subida de precios".

Muchos expertos consideran que la economía de Estados Unidos se acerca a una recesión, o se encuentra en ella. Mientras que los decisores públicos intentan reanimar la economía durante este difícil período, valdría la pena considerar algunos incentivos para ayudar a las empresas a hacer el tipo de inversión ecológica en fábricas y equipos, y en investigación y desarrollo, que no sólo contribuirán a la reducción de los GEI, sino que también aumentarían la productividad y el crecimiento económico.

La función del crecimiento económico y la tecnología en la reducción de los GEI

Muchos de los responsables de formular las políticas económicas hacen caso omiso del posible efecto positivo del crecimiento económico en la reducción de las emisiones de GEI. Por ejemplo, en 2006, cuando la economía de Estados Unidos registró un aumento del 3,3 por ciento, las emisiones de CO2 disminuyeron en un 1,3 por ciento. En general, la utilización de energía se redujo solo un 0,9 por ciento, lo cual indica que la economía de Estados Unidos hizo uso menos intensivo del carbono aun cuando no existía la obligatoriedad de los límites máximos de emisiones.

El desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías es la manera más eficientes de reducir las emisiones de GEI, y una economía dinámica tiende a salir adelante más rápidamente con la ayuda de la inversión de capital. Solo hay dos maneras posibles de reducir las emisiones de CO2 causadas por el uso de combustibles fósiles, a saber: una reducida dependencia de los combustibles fósiles, o el desarrollo de tecnologías de eficiencia energética para capturar las emisiones o sustituir la energía de origen fósil. La literatura que versa sobre la relación entre uso de energía y crecimiento económico es abundante, así como lo es también la que expone los efectos negativos de la reducción del consumo de energía. A largo plazo, son las nuevas tecnologías las que más prometen debido a su impacto sobre la tasa de emisiones de GEI y su nivel de concentración en la atmósfera. Los incentivos fiscales a la investigación y el desarrollo en Estados Unidos serían una medida alentadora, así como también el establecimiento de un crédito impositivo permanente a la investigación y el desarrollo que apoye programas a más largo plazo cuyos resultados podrían derivar en avances tecnológicos.

La función de las alianzas internacionales

La investigación realizada por David Montgomery y Sugandha Tuladhar, de CRA International, sostiene que proyectos como la Alianza de Asia y el Pacífico en pro del desarrollo limpio y el clima (AP6), un acuerdo suscrito en 2005 por India, China, Corea del Sur, Japón, Australia y Estados Unidos, propone un enfoque que reconcilia los objetivos de crecimiento económico y saneamiento medioambiental en los países en desarrollo. Los países firmantes de AP6 tienen juntos a su haber el 45 por ciento de la población mundial, y emiten el 50 por ciento de las emisiones de CO2 causadas por el hombre. Las proyecciones sobre el elevado aumento de los gases de efecto invernadero en los países en desarrollo en los próximos 20 años indican el enorme potencial que existe para la reducción de emisiones a través de mecanismos basados en el mercado para la transferencia de tecnologías.

Montgomery y Tuladhar señalan varios factores críticos que inciden en el éxito de un acuerdo internacional que depende mucho de la inversión del sector privado para su feliz término. Su investigación revela que las reformas institucionales son una cuestión de importancia crítica para los países AP6, puesto que la ausencia de un entorno de inversión orientado al mercado es el principal obstáculo a la reducción de gases de infecto invernadero en China, India y otras economías asiáticas. China e India han puesto en marcha los procedimientos necesarios para crear un sistema económico basado en el mercado, con beneficios obvios que se traducen en el aumento de la tasa de crecimiento económico. No obstante, el proceso de reforma ha sido lento y vacilante, y ha dejado tras de sí considerables barreras institucionales que impiden el cambio tecnológico, el aumento de la productividad y la reducción de las emisiones. El Banco Mundial y otras instituciones han llevado a cabo extensas investigaciones sobre la función de instituciones específicas en la creación de un clima propicio para la inversión. Entre ellas cabe destacar la reducción al mínimo de la corrupción y las cargas normativas, la creación de un estado de derecho eficaz, el respeto a los derechos de propiedad intelectual, la limitación de la función del gobierno en la economía, la eliminación de las distorsiones de los precios de energía, y la provisión de una infraestructura adecuada y una fuerza laboral capacitada y motivada.

La importancia de la transferencia tecnológica para la reducción de las emisiones

Tal como se ha explicado arriba, la tecnología reviste una importancia crítica porque las emisiones por cada dólar de ingreso son mucho mayores en los países en desarrollo que en Estados Unidos o en otros países industrializados. Ello supone un desafío y, a la misma vez, una oportunidad. Es un desafío porque la elevada intensidad de las emisiones — y del relativamente lento o casi inexistente progreso en la reducción de la intensidad de las emisiones — es lo que explica la elevada tasa de aumento de emisiones en los países en desarrollo.

Por otra parte, surgen también oportunidades porque la tecnología para la utilización de energía en los países en desarrollo representa una mayor cantidad de emisiones por cada dólar de producción que la que hay en uso en Estados Unidos. Lo mismo sucede a inversiones nuevas en tecnología en los países como China e India, así como en su base instalada. Por ejemplo, la tecnología incluida en la base instalada de bienes de capital en China produce emisiones a una tasa casi cuatro veces mayor la de la tecnología en uso en Estados Unidos. La intensidad de las emisiones de China mejora rápidamente, pero aún así, su nueva inversión incluye tecnología con una intensidad de emisiones dos veces mayor que la de la nueva inversión en Estados Unidos.

Estrategias para promover el cambio institucional

Aunque es evidente que existe una relación entre las instituciones, el crecimiento económico y las emisiones de gases de efecto invernadero, no es posible aplicar una formula general que identifique los fracasos específicos institucionales, que son los responsables de las elevadas emisiones por unidad de producción en un país específico. Para que se logre progreso en la reforma institucional, es necesario que, como mínimo, exista un acuerdo entre los principales actores o partes interesadas — las empresas, grupos con influencia sobre la opinión pública en China, India y otros países en desarrollo (entre ellos los gobiernos locales y regionales) y los gobiernos nacionales — sobre la naturaleza y el alcance de los problemas, sobre la reformas necesarias para atender esos problemas y sobre la identificación de las medidas concretas que cada gobierno deberá emprender para lograr la reforma institucional.

Por ejemplo, se puede incentivar el progreso en la implementación de AP6 si los gobiernos de Australia, Japón y Estados Unidos financian la investigación sobre temas tales como el clima de inversión, el nivel de tecnología incluido en la nueva inversión, la función de la inversión directa extranjera y los posibles ahorros energéticos obtenidos de la transferencia de tecnologías, la naturaleza y los efectos de las distorsiones causadas por los precios en la oferta y la demanda de energía, y las emisiones de gases de invernadero en China e India. Asimismo, sería muy útil el apoyo del gobierno a la investigación que aclare las consecuencias directas de las propuestas reformas de eficiencia energética y los beneficios de un clima de inversión basado en el mercado para el proceso total del crecimiento económico.

Ampliación de alianzas internacionales para incluir a los principales emisores

En la Cumbre G-8 celebrada en Alemania el pasado año, las autoridades responsables convinieron en adoptar varias medidas a fin de lograr la reducción de GEI. Al reconocer que el 85 por ciento de todas las emisiones proviene de unos 15 países, los mandatarios del G-8 decidieron convocar a los principales países consumidores de energía para acordar un nuevo marco internacional no más tarde de finales de 2008. Los mandatarios acordaron colaborar en el logro del objetivo de largo plazo de reducir los GEI, así como acelerar el desarrollo y despliegue de tecnologías de energía limpia. También acordaron colaborar para lograr la reducción y/o eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias a bienes y productos ambientales por medio de las negociaciones Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Otros temas en los que hubo acuerdo fueron: el desarrollo y puesta en práctica de programas nacionales de eficiencia energética,  aumentar la cooperación internacional para lograr la eficiencia energética, así como realizar esfuerzos conjuntos en sectores claves tales como el desarrollo silvícola sostenible, la generación de electricidad, y transportación, industria y construcción de edificios. Por último, acordaron mejorar la cooperación con los países en desarrollo en la adaptación al cambio climático.

Conclusión

Michael Mobbs, asesor australiano de medio ambiente
Michael Mobbs, asesor de medio ambiente, opina que las normativas del gobierno obstaculizan la construcción ecológica. (© AP Images)

La eficacia de las políticas de reducción de emisiones de GEI en todo el mundo depende de la inclusión de países tanto desarrollados como en desarrollo. Es probable que las políticas que contribuyen al desarrollo y transferencia de tecnologías tengan mucho más acogida que las que requieren reducciones rigurosas e inmediatas en la utilización per cápita de energía. La ampliación del marco de la Asociación Asia-Pacífico sobre Desarrollo Limpio y Clima para admitir a otros principales emisores de GEI hará posible que los países desarrollados dediquen sus esfuerzos allí donde mayor sea su rendimiento, traducido en reducciones de emisiones a un costo más bajo.

Por ultimo, si Estados Unidos no adopta un programa de reducción obligatoria de emisiones de gases de invernadero, deberá considerar seriamente el establecimiento de una carga impositiva al carbono, en lugar de optar por un sistema de topes máximos y comercio de emisiones como lo ha hecho la Unión Europea. Un elemento clave de cualquier programa obligatorio de Estados Unidos deberá ser la tolerancia del aumento de emisiones conforme crece la economía y aumenta la población en el país.

(termina el primer artículo)

(comienza el segundo artículo)

El liderazgo del gobierno en la búsqueda de la sostenibilidad
Por Bob Willard

El Informe 2007 del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático advierte sobre los pocos años que restan para lograr la estabilización de los gases de efecto invernadero antes de que se precipite un cambio climático irreversible. La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio revela la degradación o utilización no sostenible del 60 por ciento de los 24 ecosistemas de los que somos actualmente dependientes, así como la amenaza que se ciñe sobre los restantes. Según la Red Huella Global, la huella ecológica de la humanidad supera en un 23 por ciento la capacidad de carga del planeta, y su tamaño sigue aumentando. El cuarto informe de Perspectivas del Medio Ambiente (GEO-4) del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente expone las principales amenazas que persisten todavía en el planeta: el cambio climático, el acelerado ritmo de la extinción de las especies y el problema de alimentación de una población en aumento, y todas ellas ponen en riesgo a la humanidad.

Los problemas de sostenibilidad se tambalean y están a punto de volcarse. Nos encontramos en una carrera que determinará si la humanidad será capaz de salvar el mundo que nos sustenta. De soluciones no hay carestía.

De lo que sí adolecemos es de una voluntad política sostenida. Es necesario se ponga fin a las prácticas insostenibles que llevan al planeta hacia una situación crítica; se declare una Guerra para la Sostenibilidad que fomente la resolución colectiva; y se atiendan las crisis climáticas, energéticas y ecológicas con el mismo grado de urgencia y nivel de recursos de la Guerra contra el Terrorismo. Los gobiernos deberán ser los líderes que preparen bien a la sociedad para el futuro.

A continuación se presentan siete medidas innovadoras que responden a los monumentales desafíos ambientales y sociales que afrontamos.

1. Integrar la educación sobre el desarrollo sostenible en los sistemas formales e informales de educación: Todos los niveles de gobierno deberán adoptar un enfoque sistémico integral en su política educativa, formación de docentes, operación de instalaciones y aplicación de programas de estudio. El objetivo proclamado del programa de las Naciones Unidas del Decenio 2005-20014 de la Educación para Desarrollo Sostenible es integrar los valores, principios y prácticas del desarrollo sostenible a todos los aspectos de la educación y del aprendizaje en todo el mundo.

Tal educación sensibilizará a niños y a adultos sobre la relevancia de cada persona para la sostenibilidad, los peligros que presenta el cambio climático y otras crisis de carácter social y ambiental, y la urgente necesidad de tomar medidas correctivas. Después de todo, es una población informada la que otorga a su gobierno el mandato de hacer un cambio.

2. Reemplazar el PIB con el IPG: El Índice de Progreso Genuino (IPG) incluye atención de salud, seguridad, limpieza ambiental y otros indicadores de bienestar que, junto a los valores financieros y económicos del producto interno bruto (PIB), resultan en una evaluación total del progreso nacional. La aceptación por el gobierno de este informe anual de la riqueza genuina de un país daría legitimidad a otros valores que no son monetarios. La evaluación de la huella ecológica o de carbono de una nación alertaría a la gente sobre la necesidad de tomar medidas urgentes contra el cambio climático.

3. Implantar la traslación de impuestos ambientales: La mayor parte de nuestro sistema tributario está al revés: gravamos los "bienes" e incentivamos los "males". En lugar de ello, debemos imponer tributos a la contaminación, al carbón y a los residuos. Deberíamos incentivar el empleo, los recursos renovables, la reconversión del capital social, el consumo responsable y la eficiencia energética. La traslación de la carga impositiva para neutralizar las ventajas tributarias por ingresos obtenidos de lo no deseado por aquello que sí deseamos, enviará un mensaje convincente sobre la adopción de comportamientos más compatibles con el medio ambiente.

4. Eliminar las "subvenciones que causan distorsiones": En la actualidad, no se fomenta el uso de fuentes alternas de energía debido a las subvenciones distorsionadoras que reciben las industrias de energía nuclear y de combustibles de origen fósil. Los países industrializados aportan subvenciones a la industria de combustibles fósiles que alcanzan tanto como $200 mil millones por año. De esta cifra, se destinaron en 2005 entre $29 y $46 mil millones a la industria de combustibles fósiles de Estados Unidos. Estas subvenciones causan distorsiones porque contribuyen a un comportamiento que perjudica el medio ambiente. Y los ciudadanos reciben factura doble por ello — la primera cuando sus contribuciones a rentas internas pagan por las subvenciones, y luego cuando pagan los gastos directos o indirectos de la restauración ambiental o la atención de salud.

Junto a la traslación de impuestos y gravámenes ambientales, se deberán transferir las subvenciones de las industrias de energía nuclear y de combustibles fósiles a las industrias de tecnologías limpias.

5. Imponer límites/impuestos al carbono: El precio elevado fijo del carbono podría mitigar la causa del posible cambio climático en todos los sectores.  La mayoría de los estudios indican que es posible que el alto precio del carbono (entre 20 y 50 dólares estadounidenses por tonelada de CO2 equivalente), ya se mantenga o incremente a lo largo de las décadas, propicie la creación de un sector generador de electricidad con un bajo nivel de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2050, así como otras opciones mitigadoras en los sectores de uso final de la energía y con un buen rendimiento económico. Por consiguiente, los gobiernos deberán imponer un límite a las emisiones de carbono, con adjudicación de licencias ambientales, y/o imponer un impuesto al carbono.

El grupo Earth Atmospheric Trust ha propuesto que los gobiernos impongan un límite máximo a las emisiones globales, adjudiquen licencias ambientales y distribuyan equitativamente los dividendos a cada ciudadano de la Tierra para ayudar a aliviar la pobreza. Otro informe, titulado Opción 13, propone un impuesto mundial al carbono. Ambos son ideas excelentes.

Por otra parte, convendría que los gobiernos impusieran una moratoria a las nuevas centrales eléctricas a carbón y a la expansión de arena petrolífera hasta tanto se hayan puesto a prueba las tecnologías para la captura y almacenaje del carbón.

6. Dirigir con el ejemplo: Es necesario que el sector público se posicione como líder haciendo que las compras del gobierno sean únicamente de productos "verdes" y de suministradores "verdes". Los gobiernos deberán marcar la pauta al comprar sólo enseres que cumplan las normas más rigurosas de eficiencia energética, vehículos de tecnología avanzada eléctrica o híbrida con baterías más potentes y fiables, productos de limpieza no perjudiciales al medio ambiente, papel con certificación del Consejo de Manejo Forestal de que está hecho de 100 por ciento fibra reciclada, y otros productos y servicios verdes similares. Todos los edificios públicos deberán recibir la certificación de categoría oro o más alta de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED, siglas en inglés), con lo cual un gobierno adquiere el derecho de cambiar las normas de construcción de los edificios y a exigir las mismas en los edificios residenciales, comerciales e industriales.

7. Trabajar para aliviar la pobreza: Dado el caso de que muchos de los desafíos de la sostenibilidad surgen de los esfuerzos desesperados de la población pobre en países desarrollados y en desarrollo en un intento por sobrevivir o mejorar su precaria situación, las acciones concertadas de los gobiernos de todo el mundo encaminadas a mejorar sus condiciones de vida podrían también contribuir a sanear el ambiente.

Conclusión

Estas innovadoras siete medidas tienen como norte la apremiante noción del gobierno de que debe mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos. El progreso hacia la sostenibilidad requiere que, aparte de la prevención de la contaminación, se integren de forma sistémica todas las consideraciones ambientales, sociales y económicas en la adopción de las decisiones en todos los niveles de la sociedad.

Incumbe a los gobiernos desplegar un conjunto más abarcador de políticas que impulsen la eficiencia y la productividad, que disminuyan la utilización de los recursos, eviten la contaminación y que movilicen a la ciudadanía. Los gobiernos cumplen la importante función rectora de velar que las fuerzas del mercado envíen indicaciones que animen un comportamiento corporativo, institucional y particular compatible con la sostenibilidad, y de sancionar a quienes se oponen a ello.

(termina el segundo artículo)

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente el punto de vista ni la política del gobierno de Estados Unidos.


CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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RSE: Las empresas, los inversionistas y el medio ambiente

responsabilidad social empresarial

 

Las empresas, los inversionistas y el medio ambiente

Oferta pública inicial del fondo cotizado en bolsa Global Alternative Energy
Oferta pública inicial del fondo cotizado en bolsa Global Alternative Energy en la bolsa de Nueva York. (© AP Images)

Por Matthew Patsky y Elizabeth Levy

La inversión 'verde', es decir la inversión que tiene en cuenta el medio ambiente, es una práctica en evolución que ahora incluye la evaluación del perfil ambiental de las compañías. Muchos inversionistas utilizan sus inversiones para promover un programa ambiental.

Matthew Patsky es socio y gestor de carteras de inversión; Elizabeth Levy es principal analista ambiental de Winslow Management, firma que se especializa en inversiones verdes.

Los inversionistas desempeñan un papel importante en avanzar las actividades ambientales de las empresas en las que invierten. La inversión verde, es decir, la inversión que tiene en cuenta el medio ambiente, es una práctica en evolución. La inversión verdad ya no sólo significa evitar las compañías que han tenido antecedentes negativos con el medio ambiente, sino que ahora incluye el análisis de la trayectoria ambiental de una compañía como ayuda para evaluar características como los cálculos de futuro crecimiento, la preparación para futuros reglamentos y la previsión en cuanto a riesgos. Muchos inversionistas no vacilan en utilizar sus inversiones para promover un programa ambiental.

Atención enfocada en el riesgo

Durante la primera oleada de inversión verde en los años ochenta y noventa, los inversionistas se enfocaban principalmente en evaluar las actividades ambientales desde el punto de vista del riesgo. Las pérdidas masivas debido a las demandas relacionadas con el asbesto (que se calculan en más de 250.000 millones de dólares en Estados Unidos solamente, según informó The Economist en 2005), indujo a algunos inversionistas a incluir obligaciones ambientales en sus análisis financieros, como la responsabilidad y remediación ambiental de lugares contaminados por desechos peligrosos que el gobierno federal considera sitios Superfund. Los inversionistas comenzaron a incorporar en su enfoque otros datos ambientales, como por ejemplo la emisión de sustancias tóxicas y peligrosas. Las organizaciones dedicadas al análisis, como KLD y el Centro de Investigación de la Responsabilidad del Inversionista (actualmente parte del Grupo RiskMetrics) suministraron información a los inversionistas sobre el cumplimiento o la violación de la reglamentación ambiental, emisiones de sustancias químicas tóxicas y programas de gestión ambiental.

Hoy en día, los inversionistas ecológicos consideran no sólo el riesgo retrospectivo de actividades y emisiones pasadas, sino también los riesgos futuros, en particular en relación con el cambio climático. Para muchos inversionistas, así como para muchos ecologistas, el cambio climático se ha convertido en una preocupación primordial que incluye a otras, como el uso y escasez del agua dulce, la destrucción del hábitat de los animales y la contaminación del aire.

Para las compañías que analizan los inversionistas, el cambio climático presenta una serie de problemas, tanto para los negocios actuales como para la planificación futura. Por ejemplo, según Storm Exchange, una consultaría de gestión de riesgos meteorológicos, un aumento de dos grados en la temperatura media durante el otoño puede producir un uno por ciento de reducción en las ventas en las tiendas, medida clave que los analistas financieros utilizan para el análisis del comercio al por menor. En septiembre de 2007 la temperatura aumentó un promedio de dos grados con respecto a la norma, y en octubre de 2007 se registró la mayor reducción en 12 años en cuanto a crecimiento de ventas para el mes de octubre, según el Consejo Internacional de Centros Comerciales.

Las preocupaciones climáticas y del medioambiente afectan también el modo de pensar de los inversionistas de capital privado que se dedican a comprar y vender compañías. En enero de 2007 Goldman Sachs y las firmas de capital privado Texas Pacific Group y  Kohlberg Kravis Roberts adquirieron la compañía de energía de Texas, TXU Corp. Es significativo que los compradores anunciaron que habían realizado consultas a las importantes organizaciones ecologistas Environmental Defense y el Natural Resources Defense Council y que habían decido reducir un plan polémico para construir 11 centrales eléctricas nuevas alimentadas con carbón al número más aceptable de tres centrales nuevas, como parte del nuevo acuerdo de compra. Debido al rechazo de los gobiernos de los estados de Kansas, Oklahoma, Florida y Washington de planes para la construcción de nuevas centrales eléctricas alimentadas con carbón a finales de 2007, el acuerdo de los inversionistas de TXU parece casi profético.

Nuevas oportunidades

Pero en lugar de analizar únicamente información ambiental para el análisis de riesgo, la nueva oleada de inversionistas ecológicos considera la protección del medio ambiente una oportunidad y está invirtiendo en sectores del mercado que apenas existían hasta hace unos pocos años. Por ejemplo, según el análisis de la firma New Energy Finance (NEF), en 2004 la inversión directa en empresas de energía alternativa que cotizan en bolsa, es decir inversiones a través de una oferta pública inicial o una oferta pública secundaria, no superó los 1.000 millones de dólares en todo el mundo. En 2007 esa cantidad ascendió a cerca de 25.000 millones de dólares (véase cuadro). En 2007 solamente, este flujo de dólares de inversión directamente a las compañías permitió, entre otras cosas, la ampliación de las fábricas de células solares, la construcción de parques eólicos, la compra de proyectos de centrales hidroeléctricas de pasada, la siembra de cosechas para combustible, el examen de la comercialización de células de combustible y el desarrollo de centrales de energía geotérmica.

El flujo de capital a estas empresas dedicadas a mejorar el medio ambiente ha tenido algunas consecuencias interesantes para los inversionistas ambientales. La primera es que ahora hay muchas más compañías en las que pueden invertir. Según New Energy Finance, entre 1992 y 2002 hubo 30 ofertas públicas iniciales de compañías de energía alternativa que recaudaron 2.000 millones de dólares; en 2003-2004, veintinueve ofertas públicas iniciales movilizaron 7.000 millones de dólares; en 2005-2006, 92 ofertas movilizaron 13.000 millones de dólares, y en 2007 solamente, 61 ofertas recaudaron 17.000 millones de dólares.

Foto ampliada
Tabla con las cifras de inversión directa en compañías de energía alternativa que cotizan en bolsa.
Inversión directa en compañías de energía alternativa que cotizan en bolsa. (Fuente: Depto. de Estado)

A medida que ha crecido el universo de compañías que ofrece soluciones ambientales, ha sucedido lo mismo en el universo de inversionistas. Actualmente diversos fondos invierten en energía alternativa, entre estos fondos cotizados que invierten en índices de energía alternativa, fondos de inversión dirigidos y un sinfín de fondos de capital privado, muchos de ellos creados en los dos últimos años.

Lo que es aún más notable es que ahora los inversionistas pueden obtener ganancias invirtiendo en estas tecnologías nuevas, cosa que anteriormente no era siempre posible. Por ejemplo, desde 1996 el fondo New Alternatives se ha centrado en invertir en energía alternativa, durante mucho más tiempo que cualquiera de los índices de energía alternativa que comúnmente se analizan. Entre 1996 y 2004 el desempeño del fondo fundamentalmente no varió; entre 2005 y 2007 el valor de sus acciones más o menos se duplicó. Muchos de los índices y otros fondos que invierten en energía alternativa han experimentado un desempeño similar desde 2005.

Uso de su poder

Muchos inversionistas ambientales no vacilan en dar su opinión a las compañías en las que invierten. La herramienta principal que emplean todos los inversionistas para analizar posibles inversiones es la información suministrada por las compañías. Aunque las entidades reguladoras nacionales e internacionales vigilan muy de cerca la divulgación de la información financiera, la divulgación de información ambiental todavía es en gran parte voluntaria.

Los grupos de inversionistas del mismo parecer a menudo unen sus fuerzas para solicitar este tipo de información. Por ejemplo, el Carbon Disclosure Project, que representa a un grupo de inversionistas que administra inversiones por valor de 41 billones de dólares, solicita anualmente a líderes de empresas internacionales que informen, de manera uniforme y comparable, acerca de las emisiones de gas de efecto de invernadero. En Estados Unidos, la Social Investment Research Analyst Network (Red de analistas que apoya la inversión social) publicó una declaración en nombre de un grupo de firmas que administran 435.000 millones de dólares, en que se incluye Winslow Management Company, en que solicita a las compañías que publiquen información ambiental y de sostenibilidad social, de conformidad con una serie de guías de elaboración de memorias desarrollada por la Global Reporting Initiative, que elaboró el más reconocido marco de elaboración de informes de sostenibilidad.

Además de pedir a las compañías que hagan cambios, los inversionistas pueden también presentar resoluciones representativas sujetas a voto en las reuniones anuales de accionistas. Aunque el resultado de estas votaciones no es vinculante, es decir la dirección de la compañía puede hacer caso omiso de éste, las votaciones grandes pueden enviar una señal poderosa. El Interfaith Center on Corporate Responsibility informa que hasta enero de 2008 había recopilado información sobre resoluciones sometidas a más de 60 compañías que cotizan en bolsas de Estados Unidos, para sus reuniones anuales de 2008. Las solicitudes que aparecían con mayor frecuencia en estas resoluciones eran la preparación de informes de sostenibilidad, la reducción de las emisiones de gases de efecto de invernadero y el uso de madera y productos de papel cultivados y cosechados en forma sostenible.

Demanda de inversión verde

Han quedado relegados al pasado los días en que las cuestiones ambientales preocupaban solamente a estudiantes y activistas. Ya no es raro oír términos como "reducción de emisiones" o "lucha contra la contaminación" en los comités de inversiones o en las juntas directivas de las compañías en las que éstos invierten.

Aún los inversionistas corrientes, siguiendo el camino trazado por inversionistas con objetivos ambientales, comienzan a darse cuenta del valor de la información y la protección del medio ambiente. Por ejemplo, en la reunión anual de 2007 de la empresa ExxonMobil una resolución representativa auspiciada por los accionistas que proponía metas concretas de reducción de gases de efecto invernadero recibió más del 30 por ciento de los votos, lo que demuestra la amplia gama de inversionistas que actualmente se interesan en esta cuestión.

En momentos en que los gobiernos del mundo comienzan a negociar un tratado sobre el clima para 2012 y más allá, la necesidad y exigencia de responsabilidad y protección del medio ambiente que se espera de las compañías sólo continuará, así como la atención de los inversionistas.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente el punto de vista ni la política del gobierno de Estados Unidos.


CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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RSE: La sostenibilidad dentro de la cadena de abastecimiento

La sostenibilidad dentro de la cadena de abastecimiento

Foto ampliada
Tabla de la cadena de abastecimiento
Tabla cedida por Patrick C. Penfield.

Por Patrick C. Penfield

El enfoque actual de la mayoría de las compañías es la elaboración de una cadena de abastecimiento sostenible lo suficientemente robusta como para sostenerse a sí misma y, en efecto, mejorar el medio ambiente.

Patrick C. Penfield es profesor adjunto de Prácticas de la Cadena de Abastecimiento en la Escuela de Administración Whitman de la Universidad de Siracusa, en Siracusa (Nueva York).

Vivimos en tiempos dinámicos y de crecimiento sin precedentes en todo el mundo. El comercio entre los países crece a un ritmo exponencial. Al mismo tiempo, los recursos del mundo se agotan y se utilizan más rápidamente que nunca y las materias primas son cada vez más costosas y escasean. Muchas compañías bregan con los gastos al tratar de aumentar las ganancias.

El enfoque actual de la mayoría de las compañías es la elaboración de una cadena de abastecimiento sostenible lo suficientemente robusta como para sostenerse a sí misma y, en efecto, mejorar el medio ambiente.

Todas las compañías del mundo tienen una cadena de abastecimiento, que es simplemente el insumo de camino a la transformación y de allí al producto (véase la imagen 2). Un ejemplo de una cadena de abastecimiento puede ser la que establece un fabricante de automóviles que recibe acero y otros componentes (insumos), los ensambla con mano de obra y máquinas (transformación)  y fabrica un automóvil (producto). Otro ejemplo de una cadena dentro del sector de los servicios sería la de una empresa de transporte de paquetes que recibe los paquetes (insumo), los almacena y los pone en camino a su destino (transformación) y por último los entrega al destinatario (producto).

Generalmente, la cadena de abastecimiento le cuesta dinero a una compañía. Por ese motivo, las empresas se enfocan mucho en la sostenibilidad. En realidad, dado el aumento en los costos de las materias primas y la energía, es lógico que las compañías adopten ahora la sostenibilidad. La rentabilidad de la inversión es ahora factible para las compañías que pueden emplear procedimientos que utilicen menos energía y materiales.

Reducción de los costos y eliminación de desperdicios

En el transcurso de este último año he elaborado un modelo denominado cadena de abastecimiento verde sostenible. Muchas compañías se encaminan en esa dirección y las cadenas de abastecimiento evolucionarán en este sentido. El objetivo ideal del modelo de la cadena de abastecimiento es la utilización de materiales y procesos que no perjudiquen el medio ambiente y la eliminación de cualquier desperdicio dentro de la cadena, con el objeto de que llegue a ser lo más sostenible posible.

Al evolucionar hacia una cadena de abastecimiento verde sostenible, las compañías van a descubrir nuevas oportunidades para reducir costos.

En la forma de  pensar de muchas compañías se producirá otro cambio, que tiene que ver con la diferencia entre un enfoque en el "proceso total" y un enfoque en el "componente". El enfoque a nivel de componente (perspectiva que todavía prevalece en muchas compañías) tiene como objetivo conseguir el precio más bajo en un componente y hacer caso omiso de los costos que genera éste para el proceso total. Muchas veces se aplica este enfoque porque es la meta u objetivo determinado por una compañía u organización. Sin embargo, si se examinan los costos generales que produce un componente, es evidente que habría sido más acertado gastar más dinero al principio en componentes más costosos que reduzcan el costo total del proceso.

Foto ampliada
Imagen de la cadena de abastecimiento
Imagen 2: Cadena de abastecimiento

Como Paul Hawken, Amory Lovins y  L. Hunter Lovins nos dicen en su obra Capitalismo natural: "Por lo general, cada componente se considera aisladamente. El diseño de una ventana sin el edificio, de la iluminación sin el cuarto o del motor sin la máquina que va a impulsar, funciona tan mal como crear un pelícano sin el pez. Optimizar los componentes aisladamente tiende a empeorar el proceso total, y por ende la utilidad final". Muchas compañías luchan con esta cuestión porque no calculan eficazmente el costo de cada componente dentro del proceso total.

Algunas compañías emplean un enfoque dual para hacer 'verde' sus procesos. Un aspecto es poner los procesos existentes dentro del modelo de la cadena de abastecimiento verde sostenible, y el otro es crear nuevos procesos sostenibles. El conglomerado mundial estadounidense 3M tiene un programa denominado "el control de la contaminación vale la pena". Según relatan Daniel Esty y Andrew Winston en su obra Green to Gold, la política de esta compañía es que "todo lo que no esté incluido en un producto se considera costo. Tal como lo ven los ejecutivos de 3M, todo lo que salga de la fábrica es un producto, un producto derivado (que puede venderse o utilizarse nuevamente) o un desperdicio. ¿Por qué, se preguntan, tiene que haber desperdicio alguno?" Esta es una política que toda compañía debe comenzar a emular.

Costo y ahorro de energía

En lo que respecta a la cadena de abastecimiento, actualmente el principal enfoque de muchas compañías es la energía. Con el petróleo a más de 100 dólares el barril, las compañías tienen dificultades en absorber el costo. En la mayoría de las empresas hay un enfoque en la necesidad de concebir nuevas maneras de utilizar menos energía o utilizar energías alternativas que contrarresten el gasto más elevado. En Estados Unidos, las compañías barajan distintas posibilidades de fuentes de energía, como el etanol, la biomasa, las pilas de combustible, el viento, el sol, las centrales nucleares y demás.

La otra gran iniciativa de energía es el ahorro. Wal-Mart, el gigante comercial, se ha convertido en una compañía importante en lo que atañe a la sostenibilidad. En su página web ha dedicado espacio en el que destaca lo que está haciendo para ayudar al medio ambiente. El énfasis ha sido en la reducción de la cantidad de combustible que utilizan sus camiones y tiendas mediante el uso de energía alternativa y el ahorro.

Como declara la página web de Wal-Mart: "Nuestro objetivo es que el 100 por ciento de nuestro abastecimiento sea de energías alternativas, crear cero desperdicios y vender productos que sostengan nuestros recursos y el medio ambiente". Wal-Mart utiliza bombillas fluorescentes de bajo consumo en muchas de sus tiendas, utiliza pilas de combustible de hidrógeno para sus camionetas montacargas, ha colocado puertas en sus equipos de refrigeración, ha reemplazado la iluminación fluorescente con diodos emisores de luz y ahorra el combustible que consumen sus camiones cuando están parados. Wal-Mart espera ahorrar millones de dólares al emplear estas prácticas sostenibles.

Otras compañías también se han enfocado en la sostenibilidad y la reducción de sus costos. Según Esty y Winston, el fabricante de microprocesadores AMD modificó una herramienta de "elaboración húmeda" con el fin de utilizar menos sustancias químicas y, paradójicamente, menos agua para limpiar las obleas de silicio. El proceso, que antes usaba 18 galones de agua por minuto, ahora utiliza menos de seis. El fabricante de zapatos Timberland rediseñó sus cajas de zapatos y eliminó 15 por ciento del material utilizado en su fabricación, un ahorro espectacular para una empresa que despacha más de 25 millones de pares de zapatos al año.

Un vistazo al futuro

Las grandes ventajas para las compañías que llegan a ser sostenibles son la reducción de los costos y la protección del medio ambiente. En Estados Unidos hay muchos proyectos de legislación ambiental en el Congreso pendientes de aprobación. Entre tanto, las compañías han tomado la iniciativa y se han enfocado en la sostenibilidad. Muchos ciudadanos en todo el mundo exigen productos que no perjudiquen el medio ambiente.

En los próximos años podemos esperar ver pautas ambientales más estrictas para todas las compañías. ¡El futuro de la sostenibilidad parece tener luz verde!

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente el punto de vista ni la política del gobierno de Estados Unidos.


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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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